26/4/08

FELIPE VARELA

El Chaski emprende
una nueva caminata


Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com



Sus hazañas ya no nos sorprenden, pero cada vez son más titánicas. El se parece a los juglares, pero a diferencia de ellos no canta proezas de nadie, sino que lleva mensajes de paz y solidaridad de pueblo en pueblo. Este es el ideal que motivó a Felipe Varela Travesí a emprender una travesía de 7 mil kilómetros, durante nueve meses, cruzando los cinco países que integran la Comunidad Andina.
El propósito de este itinerario es rendirle un homenaje especial a la papa, un cultivo autóctono del Perú que constituyó el alimento principal de los Incas. Por eso no encontró mejor forma de ofrecerle este tributo siguiendo los rastros que dejaron los hombres de ese gran imperio, a través del Cápac Ñan o Camino Inca, que cruza los cinco países andinos.
Varela Travesí confiesa que, como en otras oportunidades, para cumplir este reto se empezó a preparar hace varios meses, pues su ruta la inicia el 1 de mayo, en la ciudad de Pasto (Colombia) y terminará en Piapó (Chile). Al principio recorrerá 25 kilómetros diarios, pero espera cubrir un trayecto de 50 kilómetros en la recta final.
“Caminaré sobre la montaña, más que una expedición es la necesidad de integrar a miles de pueblos ancestrales de la Comunidad Andina, donde perduran sus costumbres y creencias, desde Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina hasta Chile. Todos estos países están unidos por el extenso Qhapac Ñan”, comenta.
Y no le parece difícil porque es un convencido que, desde tiempos ancestrales, el territorio de América Latina fue recorrido longitudinal y transversalmente por rutas o vías que permitían el intercambio de “productos y materias primas, creencias y tecnologías” entre comunidades de la selva hacia las cordilleras, y desde allí a la costa y viceversa.
Esta es una razón histórica de peso que conllevó a Varela Travesí a tomar esta decisión en el marco del Año Internacional de la Papa, un alimento integrador de los pueblos andinos.
Su afán también se centra en resaltar la pluriculturalidad de los pueblos andinos a través de los usos, técnicas de cultivo y almacenaje ancestral de de la papa; así como recoger información respecto de sus múltiples variedades existentes a lo largo de los 7 mil kilómetros y los diferentes pisos altitudinales donde se cultiva este patrimonio cultural.
“Nuestra misión se centra en ubicar zonas de producción y sementeras de papa, integrando a los pueblos andinos con una visión de paz, equidad y complementariedad, al revalorar la tradición de los grandes caminantes andinos, llamados chaskis y de nuestros perpetuos arrieros”, expresa.
Esta revaloración de la papa y del Camino Inca que integraba al Tawantinsuyo, se orienta a abrir nuevas rutas para la práctica del ecoturismo y los deportes de aventura.
“Estas rutas no sólo sirvieron para unir ciudades bajo un concepto occidental sino para manejar el espacio geográfico de lo que era el antiguo Tawantinsuyo. Es hora de rescatar estos caminos como fuentes de desarrollo e impulso del turismo y actividades deportivas como el trekking y el ciclismo de montaña”, sostiene el Chaski.
Su recorrido empezará con 20 personas, pero en el trayecto se irán uniendo más caminantes, entre turistas, nativos y deportistas, igual como ocurrió en la Caminata por la Paz y Solidaridad del 2005, cuando se congregó a más de 70 mil personas. Y como esa vez, toda la comitiva se alimentará con productos andinos, cuyos carbohidratos le permitirá terminar el camino.
Su paso por cada pueblo será todo un acontecimiento, pues las autoridades y la población se alistan para recibirlo esplendorosamente y aprovechar su presencia para difundir sus tradiciones y gastronomía, puesto que estarán presentes medios de comunicación no solo del país sino también del extranjero.
• FIESTA EN LA LIBERTAD
Varela Travesí estima que a principios de junio estará ingresando por frontera norte del país (Ayabaca, Piura), luego pasará por Cajamarca, Amazonas y se ha propuesto arribar a la ciudad de Huamachuco, donde celebrará el Inti Raymi, fecha en que los incas rendían culto al sol y a la pachamama.
Para ello coordina con varias instituciones y autoridades de esa localidad liberteña con la finalidad de que este acontecimiento cuente con la participación de instituciones culturales, turísticas, empresarias y públicas, a fin de que tenga resonancia internacional y de esa manera atraer la atención de un mayor número de visitantes, aprovechando la riqueza natural, arqueológica, tradiciones y la gastronomía de Huamachuco.
PRIMERA GRAN PROEZA
En 2005, Varela Travesí, concretó una marcha al interior del país, denominada Caminata por la Paz y la Solidaridad, al cumplirse los dos primeros años de entrega del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) a las autoridades del Gobierno.
Esta caminata partió del complejo arqueológico de Aypate, en Ayabaca (Piura) y terminó en Puno. En esa oportunidad reafirmó la grandeza de las comunidades andinas, por donde pasaba lo recibían y lo trataban con la mayor gratitud.
“La gente es amable. En el pueblo más pobre hace un esfuerzo para invitarnos algo. Estas personas quieren vivir en paz, pero sin que le pisen el poncho”, dijo en esa oportunidad.
Esa ruta la compartió con los ayacuchanos Aída Soto Quispe y Nilo Niño de Guzmán Velásquez; así como el jaujino, Abel Simón Solís, quienes perdieron a sus familiares en la cruenta guerra subversiva.
Pero también pasó algunas anécdotas que enriquecen su experiencia, pues entre Piura y Cajamarca lo detuvieron los ronderos, al confundirlo con exploradores mineros.
Considera que los momentos más agradables los experimentó en Ayacucho o cuando los campesinos de la puna más alta lo saludaban. Cuando llegó a la ciudad de Huamachuco fue recibido esplendorosamente, por más de 5 mil personas que se congregaron en la entrada de la ciudad y en la Plaza de Armas.
En todo su recorrido llevaba consigo una bandera del tawantinsuyo y un kipu, a través del que simbólicamente llevaba el mensaje de paz a todos los pueblos que fueron azotados por la violencia terroristas. Como lo hará ahora, también tenía su pututo con el cual anunciaba su ingreso de las ciudades o su partida hacia una nueva travesía.

13/4/08

FESTIVIDAD ANDINA

El Amito de Marcabal no
se cansa de hacer milagros
Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.con

“Marcabal Grande, hacienda de mi familia, queda en una de las postreras estribaciones de los Andes, lindando con el río Marañón. Compónenla cerros enhiestos y valles profundos. Las frías alturas azulean de rocas desnudas. Las faldas y llanadas propicias verdean de sembríos, donde hay gente que labre, pues lo demás es soledad de naturaleza silvestre. En los valles aroman el café, el cacao y otros cultivos tropicales...”.
Cuando pasé por estas tierras, en el territorio de Huamachuco (Sánchez Carrión), por una estrecha trocha carrozable y rodeado de un extenso paisaje verde, constaté que este paraje no había cambiado tanto desde los tiempos cuando lo describió el novelista Ciro Alegría Bazán (1909 - 1967), quien nació y pasó parte de su niñez aquí.
Llegamos a Marcabal e ingresamos por sus pequeñas calles y rápidamente llegamos a su Plaza de Armas. Las mujeres descansan en las bancas de cemento, tomando el sol de la mañana. Mientras hilan o tejen. Al frente está la iglesia que casi siempre permanece abierta, pues los feligreses no cesan de entrar y salir. La curiosidad me gana y camino hacia ella. Traspaso el umbral de la puerta y mi mirada se topa con la sagrada imagen de El Amito que con los brazos abiertos, crucificado en el madero, redime sus bendiciones y otorga milagros a cuantos llegan a diario y de remotos lugares.
Personas solas o en grupo suben la escalera y se aproximan a la imagen para agradecer una concesión o invocar la solución a un problema grave. La fe es profunda, y no es para menos: a muchos ha salvado de situaciones por demás difíciles.
“Todo lo que le pedimos nos da. Nos protege siempre, nunca nos abandona. A él acuden grandes y chicos para rogarle por sus estudios, los enfermos buscan cura a sus dolencias, los sufridos le invocan sosiego a sus penurias y tantas plegarias más”, comenta segura Luisa Casamayor Alfaro, quien está muy agradecida de El Amito porque, tras sufrir un accidente de tránsito, los médicos del hospital Belén de Trujillo estuvieron a punto a de amputarle una pierna. Ella se negó rotundamente, le aterraba imaginarse caminando con muletas.
Postrada durante seis meses en una camilla del hospital, Luisa se encomendó a El Amito para que la saque bien librada de este trance. Han pasado varios meses y ahora, con orgullo, nos muestra sus dos piernas completas y, aunque cojea levemente, esta segura que “este es un milagro y fue obra de él, que escuchó mis plegarias y oraciones”.
Cuando uno mira fijamente a la imagen, parece que ésta le correspondiera. Mientras sus devotos contritos, con las manos juntas y pegadas al pecho, le rezan insistentes oraciones que les sale desde el corazón.
Hermelinda Casas Polo es madre de Delmar, quien a los tres años de edad sufría una rara enfermedad que los especialistas no podían identificar, tanto era su gravedad que a veces iba a los matorrales para satisfacer sus necesidades biológicas y se quedaba dormido. Cansada de ir de una posta a otra, inclusive al hospital Leoncio Prado de Huamahucho, decidió hacerle una rogativa a El Amito. Compró 12 velas, las encendió en el templo y le rezó hasta que se consumieron totalmente.
En la noche tuvo un sueño premonitorio, alguien le dijo que a los 8 días sanaría Delmar. Al amanecer pensó mucho en esa revelación, esa idea la tenía pendiente hasta que un día un desconocido tocó la puerta de su casa y, de pronto resultaron hablando de la enfermedad de su hijo. Este personaje se interesó en el paciente, lo auscultó y le dijo que sólo le quedaban 20 días de vida, y de inmediato preparó unos brebajes con plantas medicinales y se los dio a beber. En efecto, “como quitado con la mano, el mal desapareció”.
Ahora Delmar tiene 17 años, y junto a su madre concurre a todas las festividades del santo para agradecer este milagro que le devolvió la vida.
Estos sorprendentes testimonios, son solamente una muestra, los milagros abundan y de toda laya, por eso los devotos son tantos que esta celebración se ha convertido en una de las fiestas más grandes de La Libertad, después de la Virgen de la Alta Gracia y la Virgen de la Puerta.
A un costado de la nave central del templo está una pequeña ventana por donde los feligreses meten la mano para dejar sus pedidos a El Amito, escritos en papeles, a manera de cartas. Hay cientos de ellos, inclusive medallitas, monedas, billetes y hasta regalos de mayor valía.
Esta multitudinaria festividad se celebra la última semana del mes de octubre, fecha en que arriban sus paisanos marcabalinos de todos los rincones del Perú y el mundo, y otros, que enterados de las bondades del santo, no dudan en emprender la travesía para tenerlo al frente suyo.
De vuelta a la Plaza de Armas, me encuentro con los rostros sencillos de la gente, con esa humildad como si estuvieran frente a su “patrón”. Al dejar el poblado en la oscilante camioneta revivo las imágenes que describió Ciro Alegría cuando andaba estos caminos.
LEYENDA DE EL AMITO
La tradición oral cuenta que en las alturas de Llaigán, donde solo crece el ichu, el viento silva y los animales cuidan con reverencia el lugar, una fría mañana del 14 de septiembre de 1750 apareció solitario y majestuoso un hermoso cedro que por tener forma de cruz llamó la atención de los caminantes que venían desde el cálido Chusgón. Entonces comenzaron a preguntarse el significado de este árbol que se encontraba en las altas punas, donde no era su hábitat.
Estos comentarios llegaron a oídos del gobernador de entonces, Gustavo Carranza, quien avisó a los padres agustinos y el 16 de noviembre de ese año subieron a la llanura el gobernador, tres frailes y una multitud de curiosos.
Al llegar al solitario lugar encontraron que sobre el madero volaban pajarillos de múltiples colores ajenos a la región. Cuando le dieron varios machetazos, de pronto empezó a brotar sangre del árbol. Entonces, de inmediato lo trasladaron hasta el lugar donde hoy está el santo patrón.
Ya en ese lugar, surgió el problema de quien tallaría la imagen. Después de dos días de vigilia, entre la multitud apareció un anciano quien sólo puso como condición que lo dejaran trabajar con la puerta cerrada y sin ayudantes. Su comida sería alcanzada por la ventana de la casa, ubicada a un costado de la plaza principal. Ocho días después, los moradores querían ver el avance del trabajo, tocaban la puerta y nadie respondía, pensando que algo le había pasado decidieron romper la puerta e ingresaron. Sólo encontraron la hermosa talla del Señor de la Misericordia.
Al pie de la cruz había una inscripción que rezaba: “Cada cinco años me sacarán en procesión”. Maravillados por este hecho construyeron el santuario y, desde entonces, comenzaron a venerar a la imagen hasta nuestros días, mientras sus milagros y sus peregrinos se multiplican.

12/4/08

EMBAJADOR FÉLIX CALDERÓN

Bolivia fue creado por
capricho de Bolívar

Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com


Los bolivarianistas -como el presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías- sustentan la integración latinoamericana en la ideología del libertador Simón Bolívar, un general a quien se le rinde honores como héroe, especialmente en el Perú.
Sin embargo, su figura no fue tan prístina ni edificante, como se lee en el siguiente párrafo de una carta suya dirigida a Francisco de Paula Santander, el 30 de mayo de 1826: “…él (Gual) es de la opinión que por tal (sic) de que se consiga ese tratado dejásemos la provincia de Loja del lado peruano. Yo he contestado que no soy de ese parecer, ni que debemos perder a Mojos y Bracamoros, cuando estas provincias deben quedarnos porque nos pertenecen, porque no son desiertos como los del Marañón. Le digo que de Jaén al Marañón se puede tirar una línea y este río puede servirnos de límite entre los dos desiertos; los antiguos límites de las provincias de Quito y los peruanos deberán servirnos de frontera”.
Este es uno de los extractos de la densa correspondencia del libertador que el embajador, Félix Calderón Urtecho, inserta en el tercer tomo de su libro “Las Veleidades autocráticas de Simón Bolívar. Descodificando la creación de Bolivia”. En éste sustenta que ese país alto andino fue fundado como una forma de debilitar al Perú con propósitos muy personales.
“La versión tradicional que en el Perú se tiene es que Bolivia fue una creación de Sucre. Eso es falso, el autor intelectual fue Bolívar y lo demuestro con cartas de (José de) Sucre en las cuales le increpa a Bolívar sobre esta decisión. Bolívar tenía un designio geopolítico, quería trasladar el epicentro del poder de lo que era el Perú colonial hacia Bogotá, capital de un Estado que unía a Cundinamarca (Colombia), Venezuela y la entonces presidencia de Quito. También se apoderó de Panamá, avanzó por un costado de Costa Rica, llegó a Nicaragua, nos quitó Guayaquil y empujó a los chilenos para que capturen Chiloé, un archipiélago peruano”, enfatiza.
Bolívar sostenía que al lado de Colombia no podía existir un país fuerte, porque el centro del poder debía estar en Bogotá y ello implicaba debilitar al Perú. Es así que en junio de 1824, antes de la Batalla de Ayacucho, concibe la separación del Alto Perú.
“Si bien es cierto que al crearse el virreinato de Río de la Plata la audiencia de Chuquisaca forma parte de esta jurisdicción, con (el virrey José Fernando de) Abascal pasa a depender del Alto Perú. Eso se demuestra con la presencia de fuerzas peruanas, en épocas de Goyeneche y Pezuela, sofocando las revueltas que se armaban”, comenta el autor, quien reafirma que el control político en ese territorio lo tenía Lima.
Para Calderón Urtecho ni Sucre ni Bolívar libraron una lucha independentista, ya que después de la batalla de Ayacucho todas las guarniciones españolas fueron cayendo paulatinamente, fue como una onda expansiva que terminó con la rendición de los realistas.
“Bolívar sólo se dedicó a crear un Estado que lleve su nombre, propio de su narcisismo. Así nace el Alto Perú, bajo el nombre de Confederación Boliviana, en momentos que los bolivianos habían enviado una carta expresando su interés de pertenecer al Perú a condición de que la capital sea el Cuzco”, comenta.
A la luz de estos hechos, el interés del libertador era desparecer el Perú, pues en 1826 fuerza un tratado con Bolivia porque no quería que aquél lo sojuzgue, sino al contrario, y que más bien el Estado del Sur Peruano tenga como capital al Cuzco o Arequipa.
Calderón Urtecho advierte que la mejor manera de tener dominado al Perú era dividiéndolo y dándole impulso al nuevo gran Estado (Colombia), hecho que no se consuma porque el tratado que crea la Confederación Boliviana reunía a toda la guarnición colombiana en Lima, que no era otra cosa que un ejército de ocupación, con un alto grado de descomposición.
“En una carta que (Andrés de) Santa Cruz le envía a Bolívar le dice que no le mande más gente porque no parece una liberación sino una invasión. ‘Van a creer que estoy ocupando el Perú’. Bajo ese mismo esquema, Bolívar envió las tropas peruanas a Venezuela comandadas por colombianos. Su gran error fue que la guarnición colombiana tenía como jefes a los venezolanos, que hastiada de ellos se levanta en Lima, el 27 de enero de 1827. Por eso, para mí, la independencia del Perú ocurre con esta sublevación, cuando Santa Cruz convoca al Congreso y se elige como presidente al ecuatoriano (José Domingo de) La Mar. Esa es la tragedia del Perú, en tanto Bolívar anuló la oposición nacionalista”, argumenta.
Califica a los que rodeaban a Bolívar como unos “aprovechados”, como Pardo de Zela, Gamarra, La Mar, Sucre y otros. Esa casta política no tenía sentido de patria, de Estado ni de Nación. “Se disputaba el poder como si fuera una presea de oro”.
Recuerda que Gutiérrez de la Fuente estaba en Trujillo cuando Torre Tagle proclamó la independencia. Al llegar Bolívar le presentan a Riva Agüero, a quien lo asciende a general de brigada y lo traslada a Lima.
“Los acólitos de Bolívar negociaban a nombre del Perú con Colombia, cuyo resultado es el falso tratado Pedemonte-Mosquera, que dejó un problema con ese país durante más de 100 años, similar al que heredó con Ecuador y con Bolivia. Este se resolvió en 1909. Bolivia debió estar en Perú, siempre lo fue, a causa de su desmembramiento ahora enfrenta vaivenes, vicisitudes y dramas; es un país sin destino aparentemente, es como un brazo suelto. Tiene una superposición de concepciones que ahora se ve con más claridad, una de ellas es su raíz milenaria que se subsume en el imperio de los incas”.
No debemos olvidar que tras la conquista, desde 1532 y por más de 200 años, el Perú fue el virreinato más grande América, desde Alto Perú hasta Guayaquil. Recién en el siglo XVIII se crean Nueva Granada y La Plata.
“Cuando el Perú ingresa a la República no sabe lo que quiere porque está en manos de los hijos de Abascal y de sus colaboradores, de los “peruanos postizos” con una visión colonial e hispana, no aquella enraizada, de quienes nos sentimos herederos de esta región atávica y que entendemos las razones telúricas por la que los bolivianos querían ser parte nuestra”, explica.
En Lima se pensaba en forma colonial por ser una ciudad española que nace con una ceguera para marcar un rumbo en el siglo XIX, pues los problemas de límites recién se arreglan en el siglo XX, consolidándose la disgregación del Perú porque cuando uno va a Quito se siente en Cajamarca o si estamos en La Paz parece que fuera Puno. “Eso, para mí, es una tragedia, debido a un señalamiento de fronteras totalmente ficticio, artificial que no tiene su correlato con lo que encontraron los españoles al llegar a América del Sur donde había una sola gran civilización: la peruana. El resto eran costas despobladas o indios salvajes”, detalla el diplomático.
• RECONSTRUCCION DE LA IDENTIDAD
Calderón Urtecho alega que con este libro hace un trabajo de exhumación de la historia en aras de reconstruir la identidad nacional. “Lo peor es subsistir en base a glorias acomodadas a intereses determinados y no en función de lo que realmente sucedió, es una forma de sacar lecciones para ver como reconstruimos el futuro, eso implica saber exactamente cuáles fueron nuestros errores en el pasado”.
Añade que no se trata de reconstruir la gran nación andina, eso es imposible, sino de reconocer que el ingreso a la República fue fatal porque cuando se creó y se van los españoles no quedó nada de esa gran civilización y su territorio estaba desmembrado, en el norte con Quito y el sur con Alto Perú.
“En cierta forma la guerra con Chile es culpa de Bolívar porque Argentina se niega a ratificar el tratado secreto con el Perú (que fue una gran estupidez). El problema con Bolivia surge en 1825 cuando se le regala Tarija a Argentina, conforme al tratado tripartito secreto de 1873”.
Es oportuno precisar que al crearse Bolivia no tenía salida al mar, frente a ello Bolívar manda un edecán advenedizo para ver la forma de conseguirle un espacio marítimo. Este no lo pudo lograr con Chile, a través de Tarapacá; pero como los peruanos eran descuidados agarró el tramo que está entre el Poposo y Atacama, en dirección a Pisagua.
Este análisis de las cartas del libertador es revelador por eso el embajador Calderón Urtecho precisa que no se ocupa de Bolívar como gobernante o enamorador de mujeres casadas. “Su vida personal no me interesa, sino el Bolívar como político, hombre de Estado, que forja Estados y su visión geopolítica, desde el punto de vista peruano. No me importa si el resultado de esta investigación no les gusta a los venezolanos, mi obligación como peruano es mostrar a Bolívar en función de lo que hizo en nuestro país”, puntualiza.
 

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