Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com
El intenso frío de la madrugada en la andina ciudad de Huamachuco no fue obstáculo para levantarme temprano. Había una razón de peso: llegar al anexo Yanasara para zambullirme en sus aguas termales a fin de reponer las energías y eliminar el síntoma de cualquier achaque. A las 6 de la mañana estaba en el asiento delantero de la combi que en medio de una polvareda dejó atrás la patriótica ciudad de Huamachuco y enrumbó, a través de una estrecha carretera afirmada, entre un bosque de eucaliptos, de cuyas hojas se desprendía una agradable fragancia. Texto completo.
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