25/10/06

BIODANZA

La recuperación de la
afectividad para el cambio
• Con la biodanza las personas son más amorosas y respetan los valores


La época actual está signada por el estrés y la irritabilidad causada por la despersonalización de las relaciones humanas, derivados del individualismo promovido en todos los ámbitos. De ahí se desencadenan los conflictos internos en los hogares, instituciones y diferentes organizaciones, etc.
En este contexto ha surgido un movimiento que tiende a recuperar la afectividad en las personas: la biodanza. Se trata de una propuesta metodológica para el desarrollo humano, incidiendo en la estimulación de los potenciales genéticos. Es la primera psicoterapia Latinoamericana para la solución de los desórdenes emocionales y trastornos psicosomáticos.
El creador de la Biodanza es el chileno, Rolando Toro Araneda, psicólogo y antropólogo, poeta y pintor quien define esta actividad como "un sistema de integración afectiva, renovación orgánica y reaprendizaje de las funciones que originan vida; basada en vivencias inducidas por la danza, el canto y las situaciones de encuentro en grupo". Promueve la renovación orgánica, existencial, cambiando la posición frente a la vida y una renovación afectiva, aumenta la calidad de los vínculos en la familia, pareja, los compañeros de trabajo.
Las personas son más amorosas, respetan los valores o los fortalecen. Se trata de una psicoterapia que promueve el amor entre sus semejantes, como el único núcleo que integra a la humanidad. En esta temporada las grandes terapias han puesto los ojos en la afectividad y en el lenguaje corporal.
“Cada gesto que se expresa en esta despierta el poeta interior de cada uno, en una comunicación que produce resonancia afectiva”, sostiene Alfonso Granda, director de la Escuela de Biodanza de Lima y docente en universidades de Lima, Trujillo, Chiclayo y Piura.
Cada sesión regula el stress, fomenta la comunicación e incrementa la autoestima, fortalece el sistema inmunológico y disminuye los desórdenes emocionales. Puede practicarlo personas de toda edad. Actualmente los programas de salud han incorporado lo biodanza como una psicoterapia de grupo, donde las personas -sin ser sometidas a interrogatorios tediosos y a veces lesivos, poniendo al paciente a una situación más vulnerable, sin hablar de su intimidad y de sus tragedias- resuelven sus desordenes emocionales y estimulan sus potenciales más saludables.
“No partimos de la enfermedad, como en la psicología tradicional, creemos que las personas tienen un potencial altamente saludable”, sostiene Granda. Sus fundamentos son de carácter biológico y los ejercicios producen una reparación orgánica y cambio del humor endógeno.
La meta de biodanza se centra en el respeto a la vida para un desenvolvimiento, crecimiento y desarrollo humano, generando entre los seres un estado de equilibrio fisiológico, psíquico, emocional y espiritual, a través del movimiento, la música y el encuentro en grupo que permiten la retroalimentación de las personas, generando estados saludables y de comunicación transparente. Estimula el interés de vivir, cambiando el mapa mental y entrando en una conexión diferente con la vida.
Las personas que participan en esta actividad experimentan diversos cambios, como: aumento su energía vital, superar déficits afectivos, expresar emociones auténticas de modo espontáneo, incrementar su autoestima, lograr relajación y eliminación del insomnio, superar el estrés y las tensiones de la vida cotidiana, ser más autónomos y creativos, superar trastornos de carácter psicosomático y alimenticio.
MECANISMO
La biodanza se desarrolla en grupo guiado por un facilitador, entrenado y capacitado en la conducción del grupo y acreditado por la International Biocentric Foundation, quien realiza un conjunto de ejercicios diseñados para estimular las cinco líneas de vivencia para el desarrollo humano. En la medida que se vivencia la música, las personas expresan emociones que las envuelven; acariciándose y creando una atmósfera permisible donde fluye el amor.
Este paradigma es sistémico y neohumanista, en el que la relación con el otro es horizontal, cambiando las relaciones verticales, como ocurre en la enseñanza tradicional. El aprendizaje no es acumulatiivo, sino vivencial, corporal. Es retornar a los primeros aprendizajes de la vida. El abrazo se convierte en una de las principales expresiones del amor que conduce a la confianza, a reparar la autoestima, disminuye el estrés, es regresivo, tranquilizador, sanador, descontextualizado de la patología sexual perverso.

1 comentarios:

borgobsi dijo...

Creo que huelga un debate sobre las posibilidades de transformación social a partir de fenómenos culturales emergentes como el new-age y el orientalismo californiano que reflejan una creciente preocupación de la persona para consigo misma. En este ámbito, disciplinas como la Biodanza, creada por el chileno Rolando Toro, se fundamenta teórica y prácticamente sobre las condiciones de existencia de la persona en el contexto de una sociedad tremendamente desigual y hostil. Esta disciplina es, en definitiva, un manifiesto sobre la reflexividad del nuevo sujeto en su contexto y la aceptación del otro en sus posibilidades, pero promoviendo la conciencia práctica, es decir, transformadora. Mi interpretación es que a través de la transformación de los seres humanos en seres más afectivos, se engruesan las posibilidades de asociatividad en pos de proyectos revolucionarios. La premisa de la Biodanza es que la posibilidad de evolución ya no se fundamente en el odio de clases, sino en la aceptación de las condiciones de existencia del otro para superarlas juntos. ¿será esto posible? ¿o es otra utopía más?

 

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