25/10/06

NIÑOS ENERGÉTICOS

Se busca docentes
capacitados
La elevación de la autoestima para una educación en libertad

Guido Sánchez Santur
sasagui35@gmail.com


Cómo se sentiría usted, si todos los días en su centro de labores le dicen: inepto, inútil, incumplido, distraído, indisciplinado…Más aún, que esos calificativos sean plasmados en un cuaderno que está al alcance de sus compañeros y familiares, quienes pueden ver las anotaciones. Bien duro o traumático para cualquiera, ¿no? Propio de una cultura del castigo y no del reconocimiento.
A esta atmósfera se enfrentan los escolares (sus hijos y los nuestros de entre 6 y 11 años) –de manera especial los niños energéticos (hiperactivos), espontáneos (impulsivos), exhaustivos (lentos), persistentes (tercos), sensibles (irritables), relajados (perezosos)- en aquellos centros educativos, donde el sistema es “estricto” y los alumnos no pueden intervenir, salvo cuando el profesor termina de hablar. En aquellos planteles que exigen la agenda para consignar a diario, más que los éxitos, los errores, así como las citaciones al padre de familia porque “su hijo se porta mal”.
“Su niño tiene mal comportamiento en el aula”, “…juega en hora de clase”, “…come en el aula” “…golpea a sus compañeros”, “es indisciplinado en clase”, “…llega tarde al aula después del recreo”, “…no trabaja y hace desorden”, “…no obedece, converse con él”. ¿Le parecen conocidas estas frasecillas? No son imaginaciones, son realidades que se traducen en una fuerte presión en el aula y se convierten en ‘etiquetas’ que imprime el (la) docente en el menor. Esos ‘comunicados’ enfurecen a los padres, que reprimen al hijo por no “portarse bien en el aula”, entonces arremeten con severas reprimendas y castigos, a veces físicos, cuando la intolerancia cobra su mayor auge.
En este contexto espacial-temporal, el alumno se siente aprisionado entre dos bloques: padres y profesores, una encrucijada que bloquea e inactiva su sensibilidad. Esa presión psicológica desencadena un círculo vicioso que se refleja en su bajo rendimiento (las endiosadas notas) y que los progenitores quieren revertir exigencia tras exigencia sacrificando la naturaleza del niño: la libertad y el juego. Como la situación no mejora, llevan al pequeño paciente ante el psicólogo en busca de ayuda, la cual no generalmente no la encuentran porque el hecho no se reduce a una óptica actitudinal sino también al proceso de aprendizaje. Una triste realidad a la que asisten muchos desconcertados padres de familia.
Para la psicopedagoga Rosa Victoria Zapata Arrunátegui, la presión que ejercen los profesores y los padres sobre el menor responde a un sistema educativo del colegio, que se refleja en dificultades para el aprendizaje.
Desde el punto de vista psicopedagógico, este modelo no es estimulador y su aplicación se explica porque los planteles están en permanente competencia, pendientes del marketing con el afán de ganar imagen y captar más, obviando el desarrollo integral (lo cognitivo y lo emocional). En todo orden de cosas, el ser humano necesita un desarrollo integral, es decir que debe estar equilibrado emocional e intelectualmente.
La especialista argumenta que las excesivas tareas dejadas para la casa se convierten en trabajo para los padres. Sugiere éstas solo se justifican cuando el docente está convencido que el aprendizaje fue efectivo en el aula.
“El desarrollo emocional tiene mucho que ver con la sensibilidad, me atrevo a decir que es su componente principal y el docente debe tener la capacidad de dar afecto porque está en permanente contacto con el niño. Esto representa un reto para el profesor que tiene la imperiosa necesidad capacitarse a fin de conocer la importancia de este componente y, sobretodo, solucionar sus dificultades interiores, de lo contrario no podrá hacer lo propio con los niños.”, advierte.
Los sistemas educativos que sustentan la educación en la presión con trabajos en casa desencadenas cuadros de neurosis infantil, por eso es muy común que un docente califique a un niño inquieto como hiperactivo o con déficit atencional. No se trata de eso, sino que el menor, con todo derecho, asume esa actitud rebelde por que la estrategia pedagógica (convencional) no está de acorde con su dinámica e interés.
El interés del niño se centra en el juego (lo lúdico), mientras que lo convencional son las clases rígidas en las carpetas, donde el profesor se limita a explicar, dictar o escribir en la pizarra. En este caso prima la invidualidad, sacrificando la actitud de trabajo en equipo.
Si para llegar al niño hay que acostarse en el piso, no se debe dudar, lo importante es transmitirle los conocimientos de la forma más asequible. Esto implica que las mesas y las carpetas son secundarias, solo deben usarse en determinados momentos. Si un niño escribe con su cuaderno en el piso, no significa desorden mientras no raye ni manche los cuadernos de sus compañeros. Esta es una efectiva educación en libertad.
“Lamentablemente el docente quiere un niño que los 45 minutos de la clase esté tranquilito, sin moverse, que copie de la pizarra y escuche al profesor sin replicarle. Es evidente que en ningún momento entra a tallar el juego”, sostiene.
Lo preocupante es que este tema solo se aborda teóricamente en las universidades, y cuando el profesional llega a las aulas se olvida de todo con el pretexto de tener muchos alumnos (30 o 40). En el fondo es el miedo al desorden, al caos o a la indisciplina, el profesor piensa que pierde autoridad al jugar con los niños.
Entendamos que la disciplina se basa en acuerdos y convenios mutuos. “Puedes sentarte en el piso para copiar (en un lugar limpio y adecuado) con la condición de no rayar los cuadernos de tus compañeros”.
FIJACIÓN DE CONDUCTAS
Cuando el profesor escribe reiterativamente las acciones negativas en las libretas, no hace más que reforzar este comportamiento en el niño, desterrando la motivación. Es preferible conversarle y hacerle entender la conducta que debe adoptar.
En aquellos casos, el estudiante percibe que le han puesto un letrero: “Si me porto mal, no será extraño que lo siga haciendo”. Es una rutina para él, de lo contrario se satura tanto y responde con acciones indirectas contra el profesor, a través de mensajes mediante los cuales le dice que no sabe manejar la situación. Así empieza a manipular, como medida de defensa.
Zapata Arrunátegui recuerda que las currículas actuales contemplan el área de personal social, pero los docentes no lo saben aplicar porque no están preparados. En esta materia se trabaja lo emocional, los valores, la ética, el civismo. El inconveniente es la estrategia utilizada, no solo en la materia en mención sino también en los demás cursos.
“Hay colegios que miden el comportamiento del educando cuantitativamente. Por ejemplo, un niño se comporta con una nota de 14 o 10 y, en algunas circunstancias se le saca del aula, sin averiguar su estado emocional y lo que ocurrió en su hogar”, advierte.
El reto es que el docente se capacite en su desarrollo personal y luego lo comparta con los niños. Los padres deben hacer lo mismo para que dejen de presionar a sus hijos en el tema de sus tareas. Cuando el niño está bien afectivamente se logra mejores resultados. Es distinto un educando presionado por una nota respecto de otro estimulado por una actividad de su interés. Cada uno aprende distinto, según su potencial (unos son lentos y otros rápidos).
APRENDEN MEJOR CON JUEGOS
En la escuela Lab School, en Washington, a leer y a escribir se aprende jugando a las cartas o dibujando un árbol genealógico. En historia, se fabrican los modelos de Leonardo da Vinci. El objetivo es enseñar a crecer a los niños con problemas de atención, aprendizaje e hiperactividad. Para la directora del centro, Sally Smith, que fundó el establecimiento hace 40 años porque su hijo Gary no aprendía a leer, estos niños pueden captar todo si se les enseña en forma diferente y se les hace un seguimiento individual.
"La mayor parte de lo que hacemos aquí es visual y concreto", explica. Su método se basa en su experiencia como madre. "Organizaba para mis hijos fiestas de cumpleaños temáticas, de espías, de piratas, con obras de teatro y juegos. Gary se acordaba de los más mínimos detalles, pero a veces no llegaba a memorizar cualquier cosa en la escuela", cuenta.
El aprendizaje que se aplican en este centro educativo se basa en la alegría, la creatividad, las artes y el trabajo vinculado a la memoria y a la imaginación.
LA PSICOPEDAGOGÍA
La Psicopedagogía es la ciencia que permite estudiar a la persona y su entorno en las distintas etapas del aprendizaje que abarca su vida. A través de sus métodos propios estudia el problema presente vislumbrando las potencialidades cognoscitivas, afectivas y sociales para un mejor y sano desenvolvimiento en las actividades que desempeña la persona. 'La psicopedagogía permite descubrir la esperanza ante dificultades del aprender. Es el aliento fresco para los padres e hijos en la difícil tarea de crecer'.
Es la ciencia que trata del estudio, prevención y corrección de las dificultades que pueda presentar un individuo en el proceso de aprendizaje, teniendo estos un coeficiente intelectual dentro de los parámetros normales, pero identificados como niños con dificultades en su aprendizaje, y no con dificultades para el aprendizaje.

Permite desarrollar óptimamente los procesos pedagógicos, psicológicos, académicos y de aprendizaje en el individuo, por lo tanto se debe tener en cuenta a lo largo de la vida, también se pretende acompañar y orientar a la persona para que auto conozca sus aptitudes, intereses, habilidades y capacidades al igual que sus deficiencias para lograr un desarrollo idóneo. Ayuda a comprender a las demás personas y razonar los problemas por los que esta pasando el individuo, así como también orientar a quienes lo necesitan.
La carrerea de psicopedagogía no existe en el Perú, salvo cursos aislados de capacitación o diplomados que se dictan en algunas universidades. Aunque existen psicólogos educativos que se especializan en estos temas.
LA ENTREVISTADA
Rosa Zapata, es licenciada en Educación con postgrado en Psicopedagogía en la Universidad Educares (Chile). Desarrolló su especialización en Argentina y Brasil. También tiene estudios en la Universidad César vallejo y otras. Además es docente de Segunda Especialización en Estimulación Integral a menores de tres años, dirigido a docentes y psicólogos. Asimismo, en Dificultades en el Aprendizaje. Dicta talleres de comunicación no verbal y de desarrollo personal. Ella dirige el colegio David Ausbel, en Chimbote, que acoge a los estudiantes con problemas de aprendizaje y de inclusión educativa.

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